Cada día millones de personas comparten contenido propio y ajeno en la red, produciéndose miles de infracciones en internet a los derechos de autor.

En la actualidad los derechos de autor y sus actividades derivadas son regulados por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI o WIPO en inglés), un organismo perteneciente a la ONU, y cuyo antecedente es el Tratado de Berna, firmado en 1886.

Este Tratado protege “todas las producciones en el dominio literario, científico y de artes plásticas, cualquiera que pueda ser su modalidad o forma de expresión” que se generen en cualquiera de los países sujetos a su jurisdicción.

En los países de la UE, los derechos de autor protegen la propiedad intelectual hasta 70 años después de la muerte del autor o del último autor superviviente, en el caso de obras de autoría múltiple. Fuera de la UE, en cualquier país que haya firmado el Tratado de Berna, la duración de la protección puede variar, pero dura, como mínimo, 50 años después de la muerte del autor.

En España, los derechos de autor se regulan mediante el Real Decreto-ley 12/2017  que modifica la Ley de Propiedad Intelectual. Para proteger las creaciones nacidas de la mente se reconocen, según la OMPI, dos categorías:

  • Los derechos de autor, que protegen obras literarias y artísticas, y son los que disfrutan los creadores sobre sus obras.
  • Los derechos de propiedad industrial, que engloban otro tipo de creaciones, como patentes, marcas y diseños industriales entre otras.

Una de las grandes ventajas de internet es su facilidad para conseguir ingentes recursos en respuesta a cualquier búsqueda. Pero su principal riesgo es la facilidad para plagiar contenidos y otras vulneraciones de los derechos de autor.

REGISTRO Y PROTECCIÓN

Es de suma importancia proteger la propiedad intelectual en un entorno basado en el intercambio masivo de datos como es Internet. Para ello, las vías más comunes para registrar la propiedad intelectual y proteger los derechos de autor son:

  • Solicitud ante el Registro de la Propiedad Intelectual en España u organismo oficial análogo en cada país y pagar la tasa correspondiente. Su principal inconveniente es que fue ideado antes de la era digital y resulta poco práctico a la hora de dar cobertura a algunos procesos creativos online como serían proteger los derechos de autor de un bloguero o un twittero: sería inviable realizar los trámites para registrar todos y cada uno de los textos que publica al día. 
  • A través de Wipo proof o prueba digital de confianza, un nuevo servicio en línea de la OMPI que tiene como objetivo ayudar a las compañías y a los usuarios a proteger sus derechos de autor en internet sin necesidad de descargar ningún programa y por un precio bastante asequible 18,6 euros. Aunque aún no ha sido aportado como prueba en los tribunales, cumple con todos los requisitos exigidos por la legislación española y además cuenta con el respaldo de una institución pública e internacional como es la OMPI. El sistema funciona mediante la aplicación de un sellado de tiempo al archivo específico que se quiere proteger, generándose así una huella digital o token.
  • Mediante Safe Creative, una plataforma online de iniciativa española para el registro de la propiedad intelectual que simplifica la gestión de los derechos de autor y tiene la ventaja de ser gratis y poder completarse online. Permite demostrar la autoría en caso necesario.
  • Utilizar licencias Creative Commons o licencia de bienes creativos comunes que nacen del movimiento Copyleft. Sirve para poner las creaciones artísticas a disposición del público permitiendo que se difundan en las condiciones que el autor establezca.

Los derechos de autor en redes sociales generan una nueva situación porque cuando se sube un contenido a este medio de comunicación el autor renuncia a una parte de sus derechos, otorgando a dicha red social una licencia sobre estos.

En las políticas de usuario de Facebook, Twitter o Instagram se recoge esta cesión sobre los derechos de autor en términos muy parecidos. Al compartir un contenido en la plataforma se otorga “una licencia mundial, no exclusiva, con derecho de sublicencia para usar, copiar, reproducir, procesar, adaptar …distribuir dicho contenido en todos los medios o métodos de distribución…” además también añaden que la red no tiene que dar al autor contraprestación alguna en caso de obtener rendimientos económicos de sus contenidos.

No respetar los derechos de autor en internet supone correr el riesgo de que el autor o propietario de los derechos denuncie esta actuación ante la autoridad y reporte a Google este comportamiento.