Recientemente se anunció la llegada del 5G a España y, desde entonces, se ha hablado largo y tendido sobre todas las ventajas y oportunidades que la implementación de esta red traerá consigo.

Sin embargo, el 5G también marca el inicio de una nueva era tecnológica y, con ella, un cambio de paradigmas. Por ello, la abogacía, y el sector legal en su conjunto, debe estar al día con todos estos cambios y ser capaz de responder a las nuevas dinámicas.

¿Qué es el 5G?

El 5G es la evolución de las tecnologías y estándares de comunicación inalámbrica, que son los que nos permiten llamar por teléfono, enviar mensajes de texto, navegar por Internet, entre otros. Con esta quinta generación la velocidad de navegación es mucho más alta que la actual, y la capacidad de dispositivos conectados al mismo tiempo también es mayor.

Se estima que la velocidad de descarga aumente de 150 megas por segundo a 20 gigas por segundo, y que de diez mil dispositivos por kilómetro cuadrado pasemos a un millón.

Con esta red también se espera la llegada de varios desarrollos tecnológicos que hasta el momento solo existían en la ficción, desde la Inteligencia Artificial, el Internet de las cosas, hasta coches autónomos y cirugías realizadas por robots.

El rol de la abogacía

El impacto de la implementación del 5G abrirá muchas oportunidades, pero también traerá nuevos riesgos y vulnerabilidades de seguridad; y es aquí donde entra en juego la abogacía, con el fin de velar por el correcto uso de estas nuevas tecnologías.

Ya hay organismos internacionales que han manifestado su preocupación. Hace unos días la Unión Europea anunció que en octubre la Agencia de Seguridad de la UE presentará unas pautas de intervención europea y se revisará la evaluación nacional de riesgos de los Estados miembros.

Es labor de los abogados comenzar a regular el uso de las tecnologías y liderar los debates para garantizar que no vulneren ningún derecho y se utilicen al servicio de la sociedad. De este modo, ya se han detectado algunos de los puntos más vulnerables, sobre los cuales hará falta regulación:

  • Protección de datos: Este es un tema que aún se está implementando. Con la llegada del 5G se agregarán nuevas incógnitas a la ecuación, como la propiedad de los datos que se transfieren a través de la tecnología, la libre circulación de los datos no personales y el acceso a los mismos por parte de terceros, entre otros asuntos que deben regularse cuanto antes.
  • Ciberseguridad: Es uno de los puntos más discutidos, pues cuantos más avances, mayores serán también los riesgos. Es por ello que el Grupo de Cooperación para la Seguridad de las Redes y los Sistemas de Información desarrollará un conjunto de medidas de mitigación para dar respuesta a los riesgos detectados a escala de la UE y de los Estados miembros.
  • Privacidad: Con el 5G habrá miles de dispositivos conectados a un gran número de antenas y sensores de diferentes titulares; por ello, será fundamental delimitar el almacenamiento y tratamiento de datos sensibles en redes privadas y la nube pública.

Aquellos abogados capaces de adaptarse a los cambios del entorno, que puedan dominar los nuevos escenarios y que tengan el marco teórico para responder a los desafíos que llegan con el 5G, serán los llamados a liderar la evolución de la abogacía.

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